lunes, 17 de diciembre de 2012

¿Qué es lo que pasará de acuerdo a las profecías del fin?

¿Qué es lo que pasará de acuerdo a las profecías del fin?


La Biblia tiene mucho que decir acerca del fin del mundo. Casi todos los libros de la Biblia contienen profecía respecto al final de los tiempos.

Hablar sobre todas estas profecías y organizarlas puede resultar difícil. Pero, he aquí un brevísimo sumario de lo que la Biblia declara que pasará al final de los tiempos.


1. El arrebatamiento.

Cristo se llevará del mundo a todos los creyentes “nacidos de nuevo” que son parte de la Iglesia.
La Iglesia son todos aquellos que han aceptado el regalo de la Salvación que ofrece Yeshúa (Jesucristo). La iglesia NO ES una institución religiosa.

Este evento a través del cual el Señor Jesús descenderá y nos tomará en el aire es conocido como el Arrebatamiento (1 Tesalonicenses 4:13-18; 1 Corintios 15:51)

2. Juicio ante el Tribunal de Cristo.

Estos creyentes serán recompensados por sus buenas obras y servicio realizado en la tierra, o perderán su recompensa por no haber hecho nada, habiendo tenido la oportunidad. Este juicio define las recompensas y las pérdidas, pues ya se trata de creyentes salvos (1 Corintios 3:11-15; 2 Corintios 5:10).

3. La aparición del Anticristo.

Una vez que la iglesia haya sido retirada, el anticristo (la bestia) vendrá con poder y firmará un tratado de paz (pacto) con Israel por siete años (Daniel 9:27). Este período de siete años es conocido como la Tribulación.
Durante la Tribulación, habrá guerras terribles, hambrunas, plagas y desastres naturales. Dios derramará toda Su ira contra el pecado, la vileza y la maldad. Los cuatro jinetes del Apocalipsis, los siete sellos, las siete trompetas y las copas de ira tendrán lugar durante la Tribulación.

4. La Gran Tribulación.

A la mitad de los 7 años, el anticristo romperá el pacto de paz con Israel y les hará la guerra. El anticristo se convertirá en la abominación desoladora y se hará una imagen de él mismo para ser adorada (Daniel 9:27; 2 Tesalonicenses 2:3-10). La segunda mitad de la tribulación es conocida como la Gran Tribulación y el "tiempo de angustia para Jacob".

5. Armagedón.

Al final de los siete años de Tribulación, el anticristo lanzará un ataque final sobre Jerusalén, culminando en la Batalla del Armagedón. Yeshúa (el Señor Jesucristo), regresará, destruirá al anticristo y sus ejércitos y los lanzará al lago de fuego (Apocalipsis 19:11-21). El Mesías (Cristo), entonces atará a Satanás en el abismo por 1000 años y gobernará Su reino terrenal por los siguientes 1000 años (Apocalipsis 20:1-6).

6. El Milenio.

Al final de los 1000 años, Satanás será soltado, derrotado nuevamente, y lanzado al lago de fuego y azufre por toda la eternidad (Apocalipsis 20:7-10).

7. El Juicio Final del Gran Trono Blanco.

Cristo juzgará a los incrédulos (Apocalipsis 20:10-15) echándolos a todos al lago de fuego. Entonces Cristo creará Nuevos Cielos y Nueva Tierra que será la morada eterna de los creyentes.
No habrá más pecado, ni dolor, o muerte. También, la Nueva Jerusalén descenderá del cielo (Apocalipsis 21:22).

jueves, 13 de diciembre de 2012

LA VIDA DE JESUS

Deseo de todo corazon que puedas conocer al Dios de lo imposible y de las grandes oportunidades, al Dios que me sustenta todos los dias , y me da aliento de vida, pero sobre todo quiero que conozcas a "Aquel" que puede transformar tu vida y llevarte por un camino hacia una vida plena, que el Señor te bendiga!

jueves, 29 de noviembre de 2012

"¿ES JESUS DIOS?"

El Alfa y Omega
Mientras que Juan el apóstol estaba en el exilio en la isla de Pasmos, Jesús le reveló a él en una visión los eventos que ocurrirían en el último día. En la visión, Juan describe la siguiente increíble escena: “¡Miren que viene en las nubes! Y todos lo verán con sus propios ojos, incluso quienes lo traspasaron…Yo soy el Alfa y la Omega —dice el Señor Dios—, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.”
Entonces ¿quién es esta Persona quien es llamada “el Alfa y la Omega,” “el Señor Dios,” “el Todopoderoso”? Se nos dice que él fue “traspasado.” Eso lo hace claro que el Alfa y Omega es Jesús. Él es el que fue traspasado en la cruz.
Juan, quien era más cercano a Jesús que ningún otro discípulo, ve la imagen de la Persona hablándole a él. Él escribe: “En medio de los candelabros estaba alguien semejante al Hijo del hombre…  Su cabellera lucía blanca como la lana, como la nieve; y sus ojos resplandecían como llama de fuego… Su rostro era como el sol cuando brilla en todo su esplendor.”(Apoc. 1:13, 14, 16b)
Es imposible comprender las emociones de Juan como él ve esta Persona brillante como el sol en todo su esplendor, con ojos como llamas de fuego. Él inmediatamente cayó como hombre muerto en frente del que él vio. Si este era Jesús, ¿Por qué Juan no le conoció? ¿Quizás él pensó que era un ángel? Vamos a escuchar las palabras de Juan. “Pero él, poniendo su mano derecha sobre mí, me dijo: No tengas miedo. Yo soy el Primero y el Último y el que vive. Estuve muerto, pero ahora vivo por los siglos de los siglos” (Apoc. 1:17).
Aquel hablándole a Juan se identifica al él mismo como, “el Primero y el Último,” una clara referencia a su eternidad. Y ya que solo Dios es eterno, esto debe ser Dios. Pero en la misma oración él le dice a Juan que él es “el que vive. Estuve muerto” Por lo tanto, sabemos que este no puede ser Dios el Padre porque el Padre nunca sufrió muerte como un hombre. “Luego vi un gran trono blanco y a alguien que estaba sentado en él. El que estaba sentado en el trono dijo…. Yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin.” (Apoc. 20:11; 21:5-6)
Es el Señor Jesucristo quien reina desde el gran trono blanco. Jesús ya le había dicho a sus discípulos que el sería el juez final de los hombres. Él prometió que aquellos quienes pongan su confianza en él serían salvos del juicio de pecado, pero aquellos quienes lo rechazaron serían juzgados.
Conclusión
Entonces Jesús clamaba ser  Dios, o el simplemente fue mal entendido. Tomemos otra mirada a las afirmaciones de Jesús y preguntemos: ¿Habría Jesús hecho tan radicales afirmaciones si él no era Dios?
  • Jesús usó el nombre de Dios para si mismo
  • Jesús se llamó a si mismo “Hijo de Hombre”
  • Jesús se llamó a si mismo “Hijo de Dios”
  • Jesús afirmaba perdonar pecados
  • Jesús afirmaba ser uno con Dios
  • Jesús afirmaba toda la autoridad
  • Jesús aceptó adoración
  • Jesús se llamó a si mismo “el Alfa y Omega”
Algunos podrían decir, “¿cómo podemos creer las afirmaciones de Jesús? ¿Qué prueba dejó él?” Tres días después de su crucifixión, sus discípulos afirmaban que lo vieron vivo. Si su historia fuera una farsa, habría muerto así como los romanos los hubieran sometido a las más horrendas torturas conocidas por el hombre. Pero su convicción y sinceridad dominó a Roma y cambió nuestro mundo (Ver “ Se levantó Jesús de entre los muertos?”) Lewis explica la razón para su convicción: “lo que esta más allá de todo espacio y tiempo, lo que es increado, eterno, entró en la naturaleza, descendió en Su propio universo, y se levantó de nuevo”[13]
Este brillante estudioso había pensado originalmente de Jesús como un mito, más como el hombre hizo dioses de la Antigua Grecia y Roma. Pero a medida que él empezó a ver la evidencia para Jesucristo, él se dio cuenta que los relatos del Nuevo Testamento de Jesucristo están basados sobre solidez, hechos históricos. Este antiguo escéptico concluyo su investigación de la evidencia de Jesucristo con estos pensamientos:
“Usted debe hacer su elección: o este hombre fue, y es, el Hijo de Dios: o bien un loco o algo peor… pero no nos deje salir con ninguna tontería condescendiente acerca de Él siendo un gran maestro humano. Él no nos ha dejado eso abierto para nosotros.”[14]
Lewis descubrió que una relación personal con Jesús le dio sentido a su vida, propósito y alegría que supera todos sus sueños. El nunca se arrepintió de su elección y se convirtió en un destacado vocero de Jesucristo. ¿Y usted? ¿Ha hecho su elección?

lunes, 12 de noviembre de 2012

" ¿QUE SIGNIFICA CREER? "

Algunas personas entienden la fe como un sentimiento religioso separado de la verdad objetiva de la revelación bíblica

 
La fe juega un papel fundamental en el cristianismo. En el Nuevo Testamento se nos enseña que “sin fe es imposible agradar a Dios (Hebreos 11:6). Y Pablo declara en Efesios 2:8-9 que somos salvos “por gracia, por medio de la fe
La fe es el medio instrumental por el que nos apropiamos de todas las bendiciones que Dios ofrece por gracia en el evangelio a través de la Persona y la obra de nuestro Señor Jesucristo.
Pero ¿qué significa creer? ¿En verdad creen todas las personas que dicen creer? No, realmente. La Biblia revela la sobria realidad de que muchos llegarán engañados a la presencia de Dios en el día del juicio pensando que eran creyentes sin serlo (ver Mateo 7:21-23; Juan 2:23-25; Santiago 2:19).

Algunas personas entienden la fe como un sentimiento religioso separado de la verdad objetiva de la revelación bíblica; éstos dicen creer, pero su fe no pasa de ser un sentimiento subjetivo del corazón.
Otros confunden la fe con credulidad; aceptan como verdadero un conjunto de presuposiciones, pero sin poseer evidencias objetivas y razonables que sustenten lo que creen.
También están los que confunden la fe con el optimismo, con una actitud mental positiva ante la vida; para estas personas el objeto de la fe no tiene la menor importancia, lo único que importa es creer; podríamos decir de ellos que tienen fe en la fe y, en última instancia, que tienen fe en sí mismos.

Pero la fe verdadera no es un sentimiento subjetivo del corazón, no es una creencia ciega, ni una actitud mental positiva o confianza en nuestras propias posibilidades.

La Biblia define la fe como “la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve (Hebreos 11:1). La fe descansa en una revelación objetiva, habiendo sido persuadidos razonablemente de que esa revelación es confiable.

Así que la fe posee tres ingredientes esenciales: conocimiento, asentimiento y confianza. La verdadera fe descansa en lo que Dios ha revelado en las Escrituras teniendo la plena convicción de que lo que allí se revela es en verdad la Palabra de Dios.

Pero no basta con conocer y asentir; ahora debemos manifestar una confianza que lleva a la obediencia. No es lo mismo creer en Dios que creerle a Dios.

El que confía obedece, el que no obedece no confía. “¿Por qué me llamáis, Señor, Señor pregunta Jesús en Lucas 6:46 y no hacéis lo que yo digo?“Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos(Juan 8:31).

martes, 17 de julio de 2012

"COGIDO EN SU PROPIA TRAMPA"



“Si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres… ¿Por qué vosotros no me creéis?” Juan 8:36 y 46




Esta curiosa formación montañosa se halla en los montes de Wyoming, EE.UU. y se la llama Torre del diablo. Tal vez debe su nombre a la escabrosidad de sus escarpadas y peligrosas laderas, como figurando la maldad del diablo, quien procura atrapar al hombre y esclavizarlo bajo su voluntad.


Un joven llamado Harry Morris, fue presa del maligno. Era muy culto, bien parecido, y buen orador, y aunque hijo de una fiel cristiana, vino a ser el líder de un grupo de los llamados “librepensadores”, o sea ateos, quienes gozaban burlándose de Dios.


Cierto día hizo una elocuente charla en la que con mucha guasa ridiculizó a los cristianos y se mofó de Dios. Sus asiduos seguidores le ovacionaron calurosamente, por lo que se sentía muy satisfecho. Al salir se topó con un conocido suyo desde la infancia, un hombre de fe al que respetaba, reconociendo su integridad. En el rostro del anciano se veía el disgusto por lo que el joven dijera. Este trató de esquivarlo, mas él le detuvo, y le dijo muy serio:


—Querido Harry, Dios te ha dado una gran elocuencia y facilidad de atraerte a los demás. ¡Qué gran responsabilidad te acarreas, al conducirlos contra Dios! Deseo que Él perdone tu maldad. Mas recuerda esto: algún día puedes encontrarte en un gran peligro, cogido en la trampa. Entonces sentirás la mano de Dios sobre ti, y conocerás Su poder, pero tal vez ya sea tarde.


Estas palabras estremecieron su corazón, pero truncaron sólo momentáneamente su entusiasmo y orgullo, pues la humildad no era su fuerte. Seis meses más tarde iba alegremente a su trabajo, y más engreído de sí mismo que nunca. Se sentía con motivos para ello; el mismo director del banco le había felicitado por su buen logro. Era perfecto el sistema de seguridad de la cerradura que él había ideado para la cámara acorazada del establecimiento, a prueba de ladrones. De la misma sólo se hicieron dos llaves: una en poder del dueño del taller donde la fabricaron y la otra que le dieron a él, de modo que nadie más podía abrir tal puerta.


Cuando fue instalada la puerta, todos los empleados se apiñaron para ver la obra maestra, aunque nunca se les permitió ver el sistema de sus cerraduras. Harry, al cual se le veía engreído, pasó dentro de la cámara, y quiso comprobar si la puerta giraba sobre sus goznes sin chirriar; la impulsó suavemente, pero sin darse cuenta se cerró saltando los resortes de seguridad, quedando cerrado dentro, y sin poder abrir.




Harry se dio cuenta al momento que ¡estaba atrapado en su propia trampa! Nadie podría abrirle, excepto el dueño del taller, quien tenía la otra llave. ¿Se acordarían los empleados de esto, y le harían venir?


Pronto el horror hizo presa de él, estaba en una situación crítica; Harry se puso frenético: gritó, golpeó y arañó la puerta, pero en vano. Pensó estremecido si no moriría sofocado antes de que fuera sacado de allí. ¿Podría vivir lo suficiente para que el otro poseedor de la llave viniese a sacarle? Con espanto recordó las palabras que su amigo cristiano le dijera:


—Tal vez algún día te veas atrapado en una trampa. ¡Entonces sentirás la mano de Dios sobre ti y conocerás Su poder; pero tal vez ya sea tarde!


En su oscuro encierro se sintió frente a Dios y a su futuro. La mano divina había caído sobre él y le mostraba que Él existía y que era Juez en toda la tierra.


Sintió que el aire se hacía sofocante. Unos minutos más, y toda ayuda sería vana. Como un rayo de luz vino a su mente este pasaje: “Clamaron al Señor en sus angustias, y Él los libró de sus tribulaciones” (Salmo 107:6). Aunque dudaba si podría ahora invocar al Dios que había escarnecido, se dio cuenta que sólo podía clamar a Él aunque no mereciera Su clemencia. Ahora se daba cuenta que había un Dios, un cielo y un infierno.


Por primera vez en su vida se arrodilló con sincero arrepentimiento en su alma, ante el Dios de toda gracia, apoyando su cabeza en los fríos muros de acero, y pidió que si no iba a sobrevivir, que le perdonase todos sus pecados por medio del Señor Jesucristo.


Convencido e no salir de aquel trance con vida, pensó en su madre y en su dolor si él moría; sacó de su bolsillo un lápiz y un pedazo de papel y escribió lo mejor que pudo: “Dios te bendiga, querida mamá; he pedido a Dios que me perdone.” Presa del dolor, quedó inconsciente.


Cuando volvió a abrir sus ojos, todo le parecía irreal: estaba en su cama y su madre a su lado cogiéndole una mano, y sin apercibirse muy bien de lo que ocurría, oyó exclamar a ésta:


—Gracias, Dios mío, por haber salvado el alma de mi hijo, y también su vida.


Pronto se fue recuperando en su salud, y en su habitación fue dándose cuenta de lo que había sido su vida pasada, y ahora deseaba de verdad, dedicar a Dios la vida que le quedaba. Muchas veces se sirvió de su propia historia para traer a otros a los pies de Cristo.


Querido amigo, no ignoras que cada día se producen muertes súbitas y violentas. Las trampas de Satanás abundan por doquier, y nuestra vida está siempre en un hilo. ¿Estás preparado para la eternidad? Esta nos aguarda a todos. Y lo más solemne del caso, es que debemos ir al encuentro de Dios allá. ¿Estás realmente preparado para enfrentarte a Él?


Ahora Dios, “el cual quiere que todos los hombres sean salvos” está ofreciendo el perdón de los pecados por el Señor Jesús, quien murió en la cruz por nosotros, manifestando así la “gracia de Dios que trae salvación a todos los hombres” y por ello “manda a los hombres, que todos en todas partes, se arrepientan” (1 Timoteo 2:4; Tito 2:11; Hechos 17:30).


Por tanto, querido amigo, si aún no has lavado tus pecados en la preciosa sangre de Cristo, te pedimos que lo hagas de inmediato. ¡Mañana puede ser tarde!


“¿Cómo nosotros escaparíamos del castigo, si menospreciamos tan preciosa salvación?” (Hebreos 2.3) Pues “De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquél que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16)

lunes, 2 de julio de 2012

"EVIDENCIA CIENTIFICAS SOBRE LA VERACIDAD DE LA BIBLIA"

Aqui vereis algunas de esas evidencias que  dejan ver , que la Biblia es la verdadera Palabra de Dios:

DEL CAMPO DE LA ASTRONOMIA
Al hablar de Dios, el profeta Isaías declaró: "El está sentado sobre el círculo de la tierra" (Isaías 40:22). El término hebreo que usó Isaías para "círculo" es la palabra khug, que indica una esfera que es redonda - como opuesto a algo plano, cuadrado o rectangular. ["El es el que está sentado sobre la redondes de la tierra" (Isaías 40:22 - Biblia de las Américas)]. Por supuesto, las personas de los días de Isaías (y por muchas generaciones después de eso) enseñaban que la Tierra era plana. No obstante, ¿la Biblia contenía presciencia científica que estuvo siglos antes de su tiempo? ¿Cómo supo Isaías que la Tierra era redonda y no plana como lo sugería la opinión popular? ¿Fue su exacto avalúo simplemente buena suerte?
Con respecto a la luz y las tinieblas, el Señor preguntó a Job: "¿Por dónde va el camino a la habitación de la luz, y dónde está el lugar de las tinieblas?" (Job 38:19). De la luz es dicho que viaja por un "camino" (Hebreo, derek), que es literalmente una senda o vía (cfr. Génesis 16:7). Por otro lado, de las tinieblas es dicho que está en un "lugar" (Hebreo, maqom), que indica un paraje o sitio (cfr. Génesis 1:9; 28:11). Hasta el siglo diecisiete, era creído que la luz se trasmitía instantáneamente. Entonces, Sir Isaac Newton sugirió que la luz estaba compuesta de pequeñas partículas que viajan en una línea recta, Christian Huygens propuso la teoría de la onda de la luz, y Olaus Romer midió la velocidad de la luz como es evidenciado por su demora a medida que viaja a través del espacio. Los científicos saben ahora que la luz es una forma de energía llamada energía radiante, y que viaja en ondas electromagnéticas en una línea recta a una velocidad de 300.000 kilómetros por segundo (1.062 millones de kilómetros por hora). ¿Cómo pudo el autor de Job haber hablado de la luz viajando en una senda o camino, cuando esa información no sería descubierta hasta varios milenios después?
Salmos 19:5-6 también contiene una verdad científica interesante. Al hablar del Sol, el salmista anotó que "... De un extremo de los cielos es su salida, y su curso hasta el término de ellos; y nada hay que se esconda de su calor". Por muchos años los científicos enseñaron la idea de la geocentricidad (eso es, la idea de que el Sol gira alrededor de la Tierra). Luego fue descubierto que el Sol no es estacionario (eso es, no está fijo), como una vez se pensó, sino que realmente se está moviendo a través del espacio. En efecto, es estimado que está viajando aproximadamente a 965.580 kilómetros por hora, en una órbita que tan grande que le tomaría 200+ millones de años para completar una sola órbita. ¿Cómo pudo el salmista haber sabido que el Sol tiene un "circuito" (órbita)? Hay también otra joya empacada en estos versículos. El salmista insinuó el hecho de que el Sol es la fuente de energía para la Tierra cuando escribió que "y nada hay que se esconda de su calor". Esta es una declaración sorprendente, considerando cuándo fue escrita, y por quién.
Los hombres siempre han estado ocupados a sí mismos en los intentos por calcular el número de las estrellas en el Universo visible. Aproximadamente en el año 150 A.C., un astrónomo con el nombre de Hiparco declaró que había contado las estrellas y que halló que el número era de 1.026. Aproximadamente en el año 150 D.C., el astrónomo Tolomeo contó las estrellas y documentó el calculo en 1.056. El astrónomo danés, Tycho Brahe sugirió el calculo en mas de 777. En el año 1600 D.C., el astrónomo alemán que sugirió las leyes del movimiento planetario, Johannes Kepler, publicó el número de las estrellas como siendo de 1.005. Hoy día, por supuesto, sabemos que el calculo es mucho mayor. Por ejemplo, el renombrado astrónomo de Cornel University, Carl Sagan, [ya fallecido], sugirió que por encima de 25 sextillones de estrellas han sido documentadas (eso es, un 25 con 21 ceros detrás de este), sin embargo, en ninguna parte escuchamos que se terminó de contar las estrellas en el Universo. No obstante Génesis 15:5 y Jeremías 33:22 señalan que las estrellas de los cielos simplemente son demasiadas para ser contadas. ¿Cómo supieron Moisés y Jeremías - mucho antes de que fueran inventados el telescopio y el satélite - lo que sabemos hoy día para ser tan exactos? Las estrellas de los cielos son literalmente innumerables. ¿Fue esto simplemente un golpe de suerte de parte de estos dos autores?

DEL CAMPO DE LA OCEANOGRAFIA
Hace mucho el rey Salomón escribió: "Los ríos todos van al mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo" (Eclesiastés 1:7). Esta declaración, a primera vista, puede no parece profunda. Pero cuando es considerada con evidencia adicional, y otros pasajes bíblicos, se convierte en todo lo más interesante. Por ejemplo, el río Mississipi, cuando se mueve a una velocidad normal, vierte aproximadamente 6.052.500 galones de agua por segundo en el Golfo de México. Y eso es meramente un sólo río. ¿A dónde va toda esa agua? La respuesta, por supuesto, reposa en el ciclo hidrológico que está tan bien ilustrado en la Biblia. Eclesiastés 11:3a declara que "si las nubes fueren llenas de agua, sobre la tierra la derramarán". Amós 9:6b anota, al hablar de Dios, que "... él llama las aguas del mar, y sobre la faz de la tierra las derrama; Jehová es su nombre". La idea de un ciclo de agua completo no fue entendido o aceptado completamente hasta los siglos dieciséis y diecisiete. La primera evidencia substancial vino de los experimentos de Pierre Perrault y Edme Mariotte. El astrónomo Edmund Halley también contribuyó información valiosa al concepto de un ciclo completo de agua. No obstante, más de 2.000 años antes de sus obras, las Escrituras indicaban claramente un ciclo del agua. ¿Fue esto meramente una suposición accidental de parte de los escritores?
A Job le fue preguntado por Dios (38:16) - "¿Has entrado tú hasta las fuentes del mar, y has andado escudriñando el abismo?" ["... o andando en las profundidades del abismo" - Biblia de las Américas]. ¿Qué son "las profundidades del abismo"? (La palabra hebrea para abismo es la palabra para mares u océanos). El hombre, en los siglos anteriores, consideraba la orilla del mar como nada sino poco profundo, con la extensión arenosa moviéndose suavemente de un continente a otro. Luego, en 1873 un equipo de científicos trabajando en el Océano Pacífico en la nave británica Challenger descubrió una "profundidad" de 8 kilómetros de honda. Casi cien años después, en 1960, los científicos localizaron un profundo surco de 10.924 metros (mas de 9.5 kilómetros) dentro del Océano Pacífico. ¿Cómo pudo el escritor del libro de Job haber sabido que estas "profundidades del abismo" existían cuando nosotros no los descubrimos hasta siglos después? ¿Simplemente otro golpe de suerte?

DEL CAMPO DE LA FISICA
En Génesis 2:1 Moisés declaró, "Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos". Esta es una declaración intrigante, porque Moisés escogió el tiempo hebreo pasado definido para el verbo "acabado", indicando una acción completada en el pasado, sin efectos continuos en el futuro. Moisés declaró que la creación fue "acabada" [terminada] - de una vez por todas. Esa es exactamente la implicación de la Primera Ley de la Termodinámica (a menudo referida como la Ley de la Conservación de la Energía/Materia), la cual declara que en la naturaleza, ni la energía ni la materia puede ser creada o destruida. Fue a causa de esta Ley que la "Teoría del Universo Estacionario" de Sir Fred Hoyle (también conocida como "Creación Continua" fue descartada. Hoyle declaró que en los puntos del Universo llamados "irtrones", la materia estaba siendo creada sobre una base continua. Pero tal idea contradice la Primera Ley de la Termodinámica. Ciertamente, no hay "creación" ocurriendo hoy día. Fue acabada, exactamente como lo declaró Moisés. Pero ¿cómo pudo saber él esta clase de información científica avanzada?
En tres lugares en la Biblia (Hebreos 1:11; Isaías 51:6; Salmos 102:26) es dada la indicación de que la Tierra, como una vestidura, se "envejecerá". Acorde la Segunda Ley de la Termodinámica, la energía se está volviendo menos y menos disponible para su uso. Declarado de manera sencilla, esto quiere decir que todo se está envejeciendo, y que teóricamente el Universo eventualmente experimentará un evento en alguna parte en el futuro designado como su "muerte calurosa" -eso es, el punto en el tiempo cuando no habrá más energía disponible. Los escritores de la Biblia sabían que la tierra se estaba "envejeciendo". No obstante, no descubrimos esta verdad hasta relativamente hace poco. ¿Cómo pudieron los escritores de la Biblia haber sabido eso?

DEL CAMPO DE LA MEDICINA
Moisés dijo a los israelitas en Levítico 17:11-14 que "... la vida de la carne en la sangre está ..." Ciertamente, Moisés estaba en lo correcto. En los humanos (y en muchos animales), por ejemplo, la vida es hecha posible debido al hecho que los glóbulos rojos de la sangre pueden transportar oxígeno (gracias a la hemoglobina encontrada en aquellos glóbulos). En realidad, en los glóbulos rojos de la sangre hay aproximadamente 270.000.000 de moléculas de hemoglobina por glóbulo. Si hubieran menos, no habría suficiente oxígeno restante para sustentar la vida, por decir, un fuerte estornudo, o un accidente que haga salir el aliento de una persona. Hoy día sabemos que literalmente la "vida de la carne" está en la sangre, no se sabía eso en los días de George Washington. El padre de los USA murió como resultado de un tratamiento médico de sangría en uso en ese tiempo. Moisés sabía que la vida de carne estaba en la sangre, pero los doctores de George Washington no. ¿Cómo pudo Moisés haber sabido tal cosa?
Dios dijo a Abraham en Génesis 17:12 que al octavo día el recién nacido de los varones Hebreos debía ser circuncidado. ¿Por qué al octavo día? En 1935 el profesor Henrik Dam propuso la "Vitamina K" para el factor en alimentos que ayudaban a prevenir las hemorragias en los niños. Sabemos ahora que la Vitamina K es responsable de la producción de protrombina para el hígado. Si la protrombina no está a niveles adecuados, habrá deficiencia de protrombina y puede ocurrir hemorragias. Sin embargo, es solamente del quinto al séptimo día de vida del varón recién nacido que la Vitamina K empieza ser producida (por bacterias en el sistema intestinal). Y, es solamente al octavo día que el porcentaje de protrombina realmente se trepa por encima del 100% de lo normal. El único día en toda la vida de los varones que el elemento coagulante de la protrombina está por encima del 100% es al octavo día. Por tanto, el mejor día para la circuncisión, es al octavo día. Pero ¿cómo supieron Moisés y Abraham eso en sus limitados días de conocimiento científico?
Génesis 3:15 enseña claramente que el varón y la mujer poseen la "simiente de la vida". Sin embargo, esta no fue la posición comúnmente sostenida en los días de Moisés. Ni fue la posición comúnmente sostenida sólo hasta hace unos pocos siglos. Varios escritores de esos días pasaron por alto, incluyendo algunos de los días de Moisés, sentían que solamente los varones poseían la semilla de la vida, y que la mujer era poco mas que una incubadora glorificada. Un escritor griego, Demócrito, aún fue tan lejos como para sugerir que la simiente del varón podía ser depositada en el barro tibio y el resultado sería el mismo. Pero Moisés supo siempre que el varón y la hembra poseen la simiente de la vida. ¿Cómo lo supo?
Cuando Moisés enseñó en Levítico 17:15 que un animal que ha muerto naturalmente no debe ser comido, proveyó a los israelitas con lo que conocemos hoy como las regulaciones más avanzadas de higiene y salud pública. En este día y época, por ejemplo, es contra la ley llevar un animal que ha muerto naturalmente a un matadero para ser preparado para el consumo humano. Si el animal murió de rabia, ántrax, o cualquiera de las numerosas enfermedades zoonosistas, ciertamente no sería aconsejable para los humanos consumir la resultante carne descompuesta. Pero ¿cómo pudo Moisés haber sabido acerca de tales cosas en su día, mucho antes de la llegada de los métodos usados para reconocer y diagnosticar las enfermedades transmitibles?
En Levítico 11 Moisés dio a los israelitas estrictas leyes sanitarias, incluyendo las instrucciones de no comer puerco (entre otras cosas). ¿Por qué daría Moisés tal prohibición? Hoy día podemos al menos teorizar en cuanto a su razonamiento. Los cerdos, siendo animales que se alimentan de carroña, comerán casi cualquier cosa. Consecuentemente, son los mas propensos a infecciones bacteriales y de parásitos que muchos otros animales. Uno de los parásitos que los cerdos algunas veces adquieren como resultado de sus hábitos alimenticios es el organismo Trichinella spiralis - la causa de la enfermedad conocida como triquinosis. Es una enfermedad dolorosa, a veces fatal, causada por comer cerdo medio cocinado o crudo que esté infectado con el parásito vivo. Reconocemos que la prohibición puesta en el lugar por Moisés era científicamente correcta. Pero, ¿cómo pudo Moisés haber sabido tal información por sí mismo? ¿Simplemente otro golpe de buena suerte?

DEL CAMPO DE LA BIOLOGIA
Moisés declaró mas de una vez en Génesis (1:11-12,21,24) que las cosas se reproducen "según su género". Esto, por supuesto, no nos sorprende hoy día, porque entendemos la genética y las leyes hereditarias, que aseguran que las cosas se reproduzcan según su género. Un búfalo no da a luz un caballo; un banano no da a luz un tomate; un perro no da a luz un gato. Las cosas siempre se reproducen según su género, y aún hoy día estas cosas son ciertas en la naturaleza. Pero, ¿cómo supo Moisés estas verdades - muchos años antes de la ciencia de la genética (que empezó en serio en 1900)?
En Hechos 17:25, Pablo declaró que es Dios Quien da a todos vida. Por siglos los hombres han tratado de crear vida a través del proceso de la generación espontánea. Aún después que científicos como Spallanzani, Redi, Pasteur, y otros documentaron que la generación espontánea es imposible, los evolucionistas aún continúan tratando, para que su teoría pueda ser defendida como cierta. Sin embargo, hasta la fecha, nadie jamás ha "creado vida". Pablo supo hace mucho que era Dios Quien da vida. ¿Fue eso simplemente buena suerte de parte del apóstol?
Pablo también declaró en 1 Corintios 15:39 que hay cuatro clases (o géneros) de carne - la de los hombres, la de las bestias, la de los peces, y la de las aves. Aún hoy día los evolucionistas aceptan esto como un hecho reconocido de la ciencia. Estos cuatro géneros de carne ciertamente son diferentes en su composición bioquímica. Pablo, un predicador itinerario, ¿cómo supo de esto?

CONCLUSION
Los detalles mencionados aquí son simplemente un escaso ejemplo de los muchos detalles que podrían haber sido discutidos. Ni aún nos hemos dirigido a los varios campos de la arqueología, la biofísica, la biología molécular, la geografía, etc. Pero el punto aún está bien hecho. Hay presciencia científica en la Biblia que estuvo años adelante de su tiempo. ¿Cómo pudieron los escritores de la Biblia haber tenido acceso a tal información - a no ser que Dios, Quien creó el Universo y todo lo que en él hay, se los dijera? Es irracional e ilógico sugerir que tal presciencia pudiera haber llegado a través de simples hombres, y especialmente hombres que o eran mentirosos o fueron engañados. Tal posición es indefendible, y no puede ser sustentada a la luz de las verdades y hechos a la mano.
La Biblia es lo que afirma ser - la Palabra Inspirad de Dios. Es terminante, y ha sido dada al hombre para una vida abundante aquí (Juan 10:10b) como también una vida eterna en lo porvenir (Juan 3:16). Las evidencias que sustentan sus afirmaciones son innumerables e irrefutables.

sábado, 9 de junio de 2012

EL APOCALIPSIS CIENTIFICO


Cuando leemos los periódicos y revista, y miramos los pronósticos científicos sobre el futuro del planeta tierra, sentimos que estamos entrando a la era apocalíptica que nos relata la biblia en Mateo capitulo 24. Tal parece que el pesimismo se ha adueñado de los científicos que estudian a fondo el cambio climático que esta sufriendo el planeta tierra.
            Hemos leído en este diario y en los informes de expertos en la materia que a partir del año 2020 nos enfrentaremos en Honduras a una terrible escases de agua. Además se estima que en este tiempo la escases de los derivados del petróleo alcanzara su situación más negativa al dejar de tenerse un recurso no renovable y en proceso de extinción. Por otro lado, el efecto invernadero y las continuas explosiones solares anuncian el aumento de la temperatura hasta de 8 grados en los próximos años, por lo que muchos desfallecerán del calor que se avecina, el cual vendrá acompañado de inundaciones y sequías. Además está la amenaza de que los polos helados de los glaciares se derretirán y sumergiran bajo las aguas a muchas ciudades situadas en los márgenes del mar, como Ámsterdam,y algunas que existen bajo el nivel del mar. Los pronósticos científicos al respecto son alarmantes.
            Es evidente que estamos en una etapa de descontrol climático el cual altera las estaciones del año, por lo que mientras en una parte del planeta hay una terrible sequía, en otra aparecen lluvias torrenciales que lo inundan todo. Actualmente vemos como la temperatura de muchas ciudades han sufrido un serio cambio. Por ejemplo, ciudades como Siguatepeque y Tegucigalpa, que gozaban de un clima frío en invierno, ahora están sufriendo el azote de un calor nunca visto, y su temperatura promedio esta sobre 3 y 4 grado de lo normal en el pasado.
En muchos países la escases de agua se hace notoria, y aunque puede haber agua suficiente en el subsuelo, la contaminación de la misma obliga a que se tenga que comprar en botella, por lo que en algunos países, como en España, es más cara una botella de agua, que un refrescos de soda. Estamos a la puerta de una crisis ecológica que posiblemente genere violencia y hambre a nivel mundial.
            Y que decir de la energía. Es inevitable que se busquen alternativas a la necesidad imperiosa de la electricidad, la cual mueve todo nuestro mundo. Y cada vez es más escasa debido a que  los recursos hídricos menguan y la producción de combustible se ven reducidas, además que destruyen el ecosistema con el Anhídrido carbónico. Se acude a buscar soluciones renovables, pero las mismas son costosas, como la solar y eólica, y en algunos países se esta pensando en regresar a la fuente de energía producida por las plantas nucleares.
            ¿Qué nos depara el futuro? Un clima alterado, más calor, más hambre, más escases, más violencia, y todo ello anunciado por los científicos que sin creer en Dios, ni en la Biblia, proclaman el cumplimiento de Lucas 21 que anuncia expectación y angustia en la gente, por las cosas que sobrevendrían a la humanidad. Es por ello que debemos prepararnos para afrontar la crisis que esta a las puertas, y como dice la Palabra, listos para afrontar el apocalipsis que se avecina sobre la humanidad.Depende de ti si quieres creerlo o no,  pero no puedes tapar el sol con un dedo, al igual no puedes negar la realidad del caos que esta reinando,busca de Dios ahora que puedes, el Señor te bendiga!!!.

viernes, 1 de junio de 2012

¿Cuál es la fe que salva?

La fe es un don de Dios (Efesios 2:8-9). No es algo que el ser humano puede generar por su propio esfuerzo.
La fe verdadera no es solamente un ejercicio mental. La fe que salva involucra un arrepentimiento de pecado personal (Hechos 11:18, 2 Pedro 3:9) y una confianza total en la obra de Cristo (su muerte y resurrección) para rescatarnos de las consecuencias del pecado y salvarnos. La fe y el arrepentimiento son dos lados de la misma moneda (2 Tim. 2:25, Hechos 20:21). No puedes tener el uno sin el otro.
El significado del arrepentimiento no puede excluir el concepto de reconocer la maldad del pecado y la necesidad de apartarse de esa maldad. El arrepentimiento verdadero resulta en un cambio de comportamiento (Lucas 3:8). Sentir pena y tristeza por el pecado personal no es en sí arrepentimiento, aunque es un elemento del arrepentimiento bíblico (2 Cor. 7:10). Arrepentimiento no sólo fue predicado a judíos, sino a los gentiles como una parte integral del evangelio (Hechos 26:20).
Cuando alguien confía en Cristo para la salvación, confía en Jesucristo como su Salvador y Señor (Mateo 7:21, Juan 3:36). No se puede decir a Jesús, "Sálvame, pero no quiero reconocer tu señorío. No quiero obedecerte. Quiero hacer las cosas a mi manera. No quiero someterme a ti, pero sí quiero que me salves." Pablo dijo al carcelero, "cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo" (Hechos 16:31). Aun si entendemos que Señor en este contexto se refiere a Jesús como YHVH, ¿no incluye eso el concepto de su soberanía absoluta?
Esto no significa que el creyente ya sea perfecto, o que no habrá lucha con el pecado en su vivir diario... pero sí quiere decir que la fe genuina produce una nueva criatura en Cristo (2 Cor. 5:17).

La fe es un don de Dios (Efesios 2:8-9) No es algo que el ser humano puede generar por su propio esfuerzo. La fe verdadera involucra tres cosas:
    -Saber quién es Jesús. (Juan 20:31)
    -Estar convencido que Jesús murió en la cruz, y que resucitó. (1 Cor. 15:1-4)
    -Confiar solamente en Cristo para la salvación. (Juan 3:16)
El arrepentimiento (metanoia) es un cambio de mente acerca de la persona y la obra de Cristo. Es dejar de rechazar a Cristo, y confiar en Él para la salvación. En el contexto de la salvación, no tiene nada que ver con el pecado. (Obviamente, Dios no puede arrepentirse de pecado - Jer. 26:13.)
Hay que tener cuidado de no confundir la justificación con la sanctificación. La salvación (Lucas 14:15-24) y el discipulado (Lucas 14:25-27) son dos cosas completamente distintas.
Alguien puede tener una fe que salva y no tener ningún cambio percibido en su comportamiento. Sólo necesita confiar en Cristo para salvarle... nada más y nada menos.El señorío de Cristo y la obediencia a Dios no tienen nada que ver con la fe que salva en el punto de inicio. Espero de todo corazon que después de poner su fe en Jesús, tome la decisión de someter su vida al señorío de Cristo (Rom. 12:1-2).

miércoles, 16 de mayo de 2012

"¿QUE DEBO HACER PARA SER SALVO?

La repuesta es simple: "Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo tu..." (Hechos 16:3). Pero la problema es que los pecadores no quieren ser salvos. Por eso es que el Señor Jesucristo puede decir a cualquiera de nosotros: "Y no queréis venir a mí, para que tengaís vida" (Juan 5:40); y la "vida" aquí es la vida eterna, la vida de Dios, o se puede decir, la vida nueva que uno comienza en Cristo Jesús cuando tiene "arrepentimiento para con Dios, y la fe en nuestro Señor Jesucristo" (Hechos 20:21). No obstante, como dije al principio, el pecador no busca de ser salvo; y esto es probado cada día, porque estoy seguro que a multitudes se les testica de "la salvación por la fe en Cristo Jesús" (2 Timotéo 3:15), y no vemos a los pecadores tropezandoce sobre unos y otros para recibír a Cristo para ser salvos de sus pecados. La pregunta es: ¿Por qué? Porque el pecador está enamorado con su pecado; y aún se puede decir, que el pecado es us "primer amor". Note lo que el Señor Jesús dice: "La luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz; porque sus obras esran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean redargüidas" (Juan 3:19,20). Por eso es que el pecador sin ser salvo añade "pecado sobre pecador" (Isaías 30:1); porque "ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga bien y nunca peque" (Ecclesiastés 7:20). Sepa una cosa, mi querido amigo, según la Biblia, si tú estás sin el Señor Jesucristo in tu vida por no haberle recibido como tu Salvador, no importa que tán moral seas, ó religioso, todavía en los ojos de Dios es pecado porque no "habita Cristo por la fe en tu corazón" (Efesios 3:17). Ahora, ¿por qué necesitas ser salvo? Porque si tú estás sin el Señor Jesucristo en tu vida y mueres en esa condición, o estás en esa condición cuandas regrese otra vez, esté seguro de esto: Tú pagarás por tus pecados por toda la eternidad "en el lago de fuego" (Apocalípsis 20:15), que es el "tormento eterno" (Matéo 25:46). Todos aquellos que no conocen "a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo,...serán castigados de eterna perdición" (2 Tesalonicenses 1:8,9). ¡Esas son las consecuencias del pecado no perdonado! Esto es cierto de todo aquel que no ha recibido al Señor Jesucristo como el Salvador suyo. Pero "palabra fiel y digna de ser recibida de todos: que Cristo Jesús vino a l mundo para salvar a los pecadores" (1 Timotéo 1:15), porque Él "vino a buscar y salvar lo que se había perdido" (Lucas 19:10); y tú estás perdido si no has creído en Cristo para tu salvación. No obstante, en este momento se te presenta al Señor Jesucristo para que veas que sólo en Él hay salvación. "Mirad a mí, y sed salvos..." (Isaías 45:22); o como dice en Juan 6:40 - "Todo aquel que ve al Hijo, y cree en él" tiene "vida eterna" y será resucitado "en el día postrero". ¡Qué promesa tán preciosa! ¡Aleluya!!! La primera razón porque tienes que creer en el Señor Jesucristo para ser salvo es que Él es el único quien murió por los pecadores: ¡No hay otro!; porque "en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos" (Hechos 4:12). En la Cruz del Calvario, Cristo Jesús fué dado en rescate y de substituto en lugar de pecadores; porque "Dios demostró su amor para con nosotros, porque siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros" (Romanos 5:8) puede decir todo aquél que cree en Él. La segunda razón porque tienes que crceer en el Señor Jesucristo para ser salvo es que Él es el único que no sólo murió, pero también resucitó de entre los muertos; "porque si siendo enemigos, fuímos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida" (Romanos 5:10). En otras palabras, la garantía de que la Muerte de Cristo es eficáz para la salvación del pecador arrepentido que cree en Él, es porque ha resucitado de los muertos, "el cuál fué entregado por nuestros delitos, y resucitado para nuestra justificación" (4:25). Esto dice que Dios nos perdona nuestros pecados por la Muerte de Su Hijo, y nos declara justos por la fe en Él; y, ¡la Resurrección corporal Suya lo asegura! La tercera razón porque tienes que cree en el Señor Jesucrcisto para ser salvo es que Él es el único que no sólo murió y resucitó, pero también es el único quien intercede por todo aquel que viene a Dios para salvación; "por lo cual puede también salvar eternamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos" (Hebréos 7:25). Él es el único "mediador entre Dios y los hombres" (1 Timotéo 2:5); así que, para ser salvo, el pecador tiene que venir a Dios por medio de Su Hijo, como Cristo mismo lo dijo: "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida: nadie viene al Padre, sino por mí" (Juan 14:6). Quizas preguntarás de nuevo: ¿Qué debo de hacer para ser salvo? Te digo como el apóstol Pablo le dijo al carcelero en Hechos 16:31 - "Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo...". Pero te pregunto, ¿En verdad quieres ser salvo? Si dices que sí, entonces pues, ven a Cristo por la fe, creyendo que Él murió por tí en la Cruz, derramando Su Sangre para el perdon de todos tus pecados. También mira la Tumba vacía de dónde Él resucitó de los muertos. Además, por le fe mira a Cristo hablando por tí al Padre con la garantía que te puede salvar con salvación eterna. La promesa es: "Y al que a mí viene, no le echo fuera" (Juan 6:37). Amén

jueves, 10 de mayo de 2012

Pregunta: "¿Existe Dios? ¿Hay evidencia de la existencia de Dios?"

Respuesta: ¿Existe Dios? Encuentro interesante que se de tanta atención a este debate. Las últimas encuestas nos dicen que sobre el 90% de la gente en el mundo de hoy, cree en la existencia de Dios o en algún poder más alto. Sin embargo, de algún modo, la responsabilidad se coloca sobre aquellos quienes creen que Dios existe, para de alguna manera probar que El en realidad existe. Yo personalmente pienso que la responsabilidad está sobre los que no creen.

Sin embargo, la existencia de Dios no puede ser  desmentida. Aún la Biblia dice que deberíamos aceptar por fe, el hecho de que Dios existe, “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6). Si Dios lo deseara así, simplemente podría aparecer, y probar a todo el mundo que El existe. Pero si lo hiciera, no habría necesidad de fe. “Jesús le dijo: porque me has visto, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron” (Juan 20:29).

Sin embargo, eso no significa que no hay evidencia de la existencia de Dios. La Biblia declara, “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría. No hay lenguaje, ni palabras, ni es oída su voz. Por toda la tierra salió su voz, y hasta el extremo del mundo sus palabras” (Salmos 19:1-4). Al mirar las estrellas, al entender la inmensidad del universo, al observar las maravillas de la naturaleza, al ver la belleza de la puesta del sol – vemos que todas ellas apuntan hacia un Creador, Dios. Si esto no fuera suficiente, también hay evidencia de Dios en nuestros propios corazones. Eclesiastés 3:11 nos dice, “…y ha puesto eternidad en el corazón de los hombres…” Hay algo en lo profundo de nuestro ser, que reconoce que hay algo más allá de esta vida y alguien más allá de este mundo.

Intelectualmente podemos negar este conocimiento, pero la presencia de Dios en nosotros y a través de nosotros, todavía está ahí. A pesar de todo esto, la Biblia nos advierte que todavía hay algunos que niegan la existencia de Dios, “Dice el necio en su corazón: No hay Dios” (Salmos 14:1). Debido a que sobre el 98% de la gente a través de la historia, en todas las culturas, en todas las civilizaciones, en todos los continentes, creen en la existencia de algún tipo de Dios – debe haber algo (o alguien) que causa esta creencia.

Además de los argumentos bíblicos para la existencia de Dios, hay argumentos lógicos. Primero, tenemos el argumento ontológico. La forma más popular del argumento ontológico, usa básicamente el concepto de Dios para probar Su existencia. Este comienza con la definición de Dios como “Ese del cual no puede ser concebido uno más grande”. Entonces se sostiene que existir es mayor que no existir, y por tanto el mayor ser concebible debe existir. Si Dios no existió, entonces Dios no sería el mayor ser concebible – pero eso iría a contradecir la definición misma de Dios. El segundo es el argumento teológico. El argumento teológico dice que desde que el universo despliega tal maravilloso diseño, debe haber habido un diseñador Divino. Por ejemplo, aún si la tierra estuviera unos pocos cientos de millas más cerca o más lejos del sol, no sería capaz de mantener mucha de la vida que en la actualidad lo hace. Si los elementos en nuestra atmósfera fueran diferentes aún en un pequeño porcentaje, cada cosa viviente sobre la tierra moriría. Las probabilidades de una simple molécula de proteína formada por casualidad es 1 en 10 elevado a la potencia 243 (es decir, 10 seguido de 243 ceros). Una simple célula consta de millones de moléculas de proteína.

Un tercer argumento lógico para la existencia de Dios es el denominado argumento cosmológico. Cada efecto debe tener una causa. Este universo y todo lo que en el hay es un efecto. Debe haber algo que causó que todo existiera. A la larga, debe haber algo “sin-razón” a fin de provocar que todo lo demás exista. Esa “sin-razón” es Dios. Un cuarto argumento es conocido como el argumento moral. Cada cultura a través de la historia ha tenido alguna forma de ley. Todos tienen un sentido de lo correcto y lo erróneo. El asesinato, la mentira, el robo, y la inmoralidad son rechazados casi universalmente. ¿De dónde vino ese sentido de lo correcto y lo erróneo, sino de un Dios santo?

A pesar de todo esto, la Biblia nos dice que la gente va a rechazar el conocimiento claro e innegable de Dios, y en lugar de ello, creer una mentira. Romanos 1:25 declara, “Ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.” La Biblia también proclama que la gente no tiene excusa para no creer en Dios, “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa” (Romanos 1:20).

La gente demanda no creer en Dios porque “no es científico” o “porque no hay pruebas”. La razón verdadera es que una vez que la gente admite que hay un Dios, también deben darse cuenta de que son responsables hacia Dios y que están necesitados de Su perdón (Romanos 3:23; 8:23). Si Dios existe, entonces somos responsables por nuestras acciones hacia El. Si Dios no existe, entonces podemos hacer lo que queramos sin tener que preocuparnos porque Dios nos juzgue. Creo que esa es la razón por la que muchos en esta sociedad, están tan fuertemente aferrados a la evolución – para dar a la gente una alternativa de creer en un Dios Creador. Dios existe y a la larga todo el mundo sabe que El existe. El hecho mismo de que algunos intenten tan agresivamente refutar Su existencia es de hecho un argumento para Su existencia.

Permítame dar un último argumento para la existencia de Dios. ¿Cómo sé que existe Dios? Yo sé que Dios existe porque hablo con El todos los días. No lo escucho hablándome con voz audible, pero siento Su presencia, siento Su guía, conozco Su amor, deseo Su gracia. Han ocurrido cosas en mi vida que no tienen otra explicación posible sino Dios. Dios me ha salvado tan milagrosamente y ha cambiado mi vida que no puedo sino reconocer y alabar Su existencia. Ninguno de estos argumentos en sí, pueden persuadir a alguien que rehúsa reconocer lo que es tan claro. Al final, la existencia de Dios debe ser aceptada por fe (Hebreos 11:6). La fe en Dios no es un salto ciego a la oscuridad, este es un paso seguro a una habitación bien iluminada en donde ya se encuentra el 90% de la gente.

sábado, 5 de mayo de 2012

"RECONCILIATE CON DIOS"

Aquí están los elementos claves por medio de los cuales nos llegamos a reconciliar con el Padre. Todos y cada uno de ellos tienen una importancia vital. Si uno solo de ellos estuviera ausente, podría impedir que nuestra relación fuera completa.
Nuestra condición: Lo primero que necesitamos comprender es que estamos separados de Dios. El abismo que nos separa de Él es ancho y profundo. Heredamos por nacimiento un defecto fatal. Como consecuencia, hemos vivido independientes de Él. La Biblia destaca esta realidad tan desoladora: “Pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios”. Si no podemos aceptar el hecho de que el pecado nos separa de Dios, nunca llegaremos espiritualmente a casa, porque no sentiremos la necesidad de un Salvador.
El remedio de Dios: En segundo lugar, necesitamos tener una comprensión muy clara de quién es Jesús, y qué ha hecho Él por nosotros, para poder poner en Él nuestra fe con toda confianza. Jesús fue quien cerró la brecha que nos separaba de Dios. En palabras del apóstol Juan: “Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16).
Jesús no sólo era un buen hombre, un gran maestro o un inspirado profeta. Él vino a la tierra como el Cristo y el Hijo de Dios. Nació de una mujer virgen. Llevó una vida sin pecado. Murió. Fue sepultado. Resucitó al tercer día. Ascendió a los cielos, y allí se convirtió en Señor y Cristo.
La muerte y resurrección de Jesús a favor nuestro satisfizo las exigencias de Dios: una provisión completa para eliminar nuestro pecado. Este Jesús, y sólo Él, reúne las cualidades para ser el remedio de mi pecado y el suyo.
Nuestra respuesta: arrepentirnos y creer.
El arrepentimiento personal es vital en el proceso de transformación. La palabra “arrepentimiento” significa literalmente “un cambio en la manera de pensar”. Consiste en decirle al Padre: “Quiero acercarme a ti y apartarme de la vida que he llevado independientemente de ti. Te pido perdón por lo que he sido y lo que he hecho, y quiero cambiar de manera permanente. Recibo tu perdón por mis pecados”.
En este punto, son muchos los que experimentan una notable “purificación” de cosas que se habían ido acumulando toda una vida, todas ellas capaces de degradar el alma y el espíritu de una persona. Sintamos o no el perdón de Dios, si nos arrepentimos, podemos tener la seguridad total de que somos perdonados. Nuestra confianza se basa en lo que Dios nos ha prometido, y no en lo que nosotros sintamos.
Llegamos a una relación personal con el Señor cuando tomamos la mayor decisión de la vida: el punto decisivo del que hablamos antes. Esa decisión consiste en creer que Jesús es el Hijo de Dios, el que murió por nuestros pecados, fue sepultado y resucitó de entre los muertos, y recibirlo por Salvador y Señor. Cuando creemos de esta forma, nos convertimos en hijos de Dios. Está prometido expresamente en el evangelio de Juan: “Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios” (Juan 1:12).
¿Quisiera recibir a Jesucristo como Salvador? Si quiere hacerlo, puede hacer una oración como ésta:
“Jesús, te necesito. Me arrepiento de la vida que he llevado alejado de ti. Te doy gracias por morir por mí en la cruz para pagar por el castigo de mis pecados. Creo que tú eres el Hijo de Dios, y ahora te recibo como mi Salvador y Señor. Consagro mi vida a seguirte.”

jueves, 26 de abril de 2012

ASPECTOS MÉDICOS DE LA CRUCIFIXIÓN DE JESÚS

ASPECTOS MÉDICOS DE LA CRUCIFIXIÓN DE JESÚS


Introducción

A través de la historia se han hecho películas, dramas, y se han escrito numerosos libros que tratan con el tema de la crucifixión y muerte de nuestro Señor Jesucristo.

Cuando leemos los relatos hechos por los evangelios (Mateo, Marcos, Lucas, Juan) vemos un recuento de lo acontecido a Cristo durante su arresto, interrogación, condenación y crucifixión, pero no se describe en detalles sus padecimientos. El propósito de los evangelios era dar a conocer lo acontecido sin dar muchos detalles del proceso. En aquel tiempo se conocía muy bien lo que era una crucifixión y los escritores de los evangelios sabían que sus lectores estarían familiarizados con los sufrimientos de un crucificado.

Lo maravilloso de la Palabra de Dios es que aunque el relato de los Evangelios no nos da muchos detalles, el profeta Isaías ya había profetizado cientos de años atrás que el Mesías sería llevado al matadero y sería desfigurado hasta el punto de ser irreconocible. No solamente Cristo sufrió en su cuerpo, sino que también llevo los pecados, las enfermedades, las rebeliones y los dolores de toda la humanidad. En una de sus últimas palabras en la cruz, Jesús dijo: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mateo 27:46). En ese momento era como si Dios el Padre volviera su rostro para no ver el pecado que fue depositado en su Hijo. Por primera vez en su vida, Cristo se sintió alejado del Padre y sin su estrecha comunión con él.

Es nuestro propósito en este estudio describir desde un punto de vista médico y teológico los padecimientos de nuestro Señor Jesús. Desde el momento de su oración en el huerto de Getsemaní veremos como los padecimientos de Cristo van incrementando hasta el punto de su muerte. Veremos como con cada golpe, con cada bofetada, con cada latigazo, Jesús cumplía la Palabra de Dios.

Es mi oración al Señor que al estudiar este tema podamos amar más intensamente a nuestro Jesús, que sufrió por nosotros y aprendamos a agradecer mas su precioso sacrificio en el Calvario.

1. Sudor de Sangre:

El primer tormento o expresión de intenso dolor en la pasión señalado por los evangelios es la agonía en el huerto de Getsemaní, horas antes de ser entregado a los enemigos. La lucha era aterradora y un ángel se presentó para confortarlo, “y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle. Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra…” (Lucas 22:43-44).

Es interesante notar que el único evangelista que relata este hecho fue un médico, Lucas.

Esta condición es conocida en la medicina como “hematohidrosis” (sudor de sangre). Este fenómeno es muy raro, pero perfectamente documentado y que ocurre en condiciones excepcionales. El Dr. LeBec escribe: “Es un agotamiento físico acompañado de un trastorno moral, consecuencia de una emoción profunda, de un miedo atroz” (Le supplice de la Croix, Paris, 1925).

Se describe como una dilatación y ruptura de los vasos capilares subcutáneos en su punto de contacto con la base de los millones de glándulas sudoríparas. La sangre se mezcla con el sudor y se coagula sobre la piel después de la exudación. Es esta mezcla de sudor y coágulos la que se va juntando hasta correr por encima de la piel de todo el cuerpo en cantidad suficiente como para caer al suelo.

Esta hemorragia microscópica tiene lugar en toda la piel, la cual queda, por esta causa lesionada, dolorida y muy sensible a los golpes.

Esta agonía de Jesús no se debía tanto a los padecimientos físicos que pasaría, sino a la realidad de que los pecados y enfermedades de la humanidad vendrían sobre él. En su oración del huerto le dijo al Padre: “si quieres, pasa de mi esta copa, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya…”

La copa Jesús bebió y no se resistió a la voluntad del Padre.

2. La bofetada:

Aquí se encontraba Jesús frente al sumo sacerdote y al contestar a una pregunta fue abofeteado por un alguacil (Juan 18:22). Algunos comentaristas dicen que aquí la palabra usada por Juan no significaba bofetada sino un bastonazo. El Dr. Judica Cordiglia dice: “es una lesión del cartílago de la nariz y la posible desviación de la misma debido a un golpe con un palo corto, cilíndrico y de 4 a 5 cm de diámetro.” Un golpe a la nariz que fue capaz de desviarla de su plano normal y de lesionar el cartílago. Aquí debió haber salido abundante sangre.

3. Malos Tratos:

Recordemos que Jesús fue arrestado de noche y llevado a una corte ilegal a ser condenado. Las leyes judaicas no permitían que ningún reo fuese condenado antes de la pascua y que un juicio fuese llevado a cabo de noche. También fueron traídos testigos falsos que el final no se pudieron usar porque sus historias no coincidían. Jesús fue llevado ante al sumo sacerdote y después de horas de debates e interrogación, da la declaración que hace enfurecer al sumo sacerdote: “…y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo. Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: ¡Ha blasfemado! ¿Que más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora mismo habéis oído su blasfemia. ¿Qué os parece? Y respondiendo ellos, dijeron: ¡Es reo de muerte!” (Mateo 26:64-66).

Recordemos que la piel de Jesús ya estaba sensible al sudar sangre y ahora aquí dice Mateo 26, en el verso 67: “Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron de puñetazos, y otros le abofeteaban” Aquí, aunque los evangelios no lo relatan, el profeta Isaías incluye que los pelos de su barba eras arrancados: “Di mi cuerpo a los heridores, y mis mejillas a los que me mesaban la barba; no escondí mi rostro de injurias y de esputos.” (Isaías 50:6).

4. Flagelación:

Después de que Jesús se presento a Pilato, el cual dijo que no encontraba nada mal en el, Jesús fue azotado. La intención de Pilato era azotar a Jesús y luego soltarlo, pero la insistencia del pueblo con sus gritos “crucifícale! crucifícale! pudo más. Dice Mateo 27:26:
“Entonces les soltó a Barrabas; y habiendo azotado a Jesús, le entregó para ser crucificado.”

Mas de 120 golpes con el flagelo dados por dos fuertes verdugos, uno más alto que el otro, diestros en su oficio, los cuales, puesto uno a cada lado del reo le cubrieron metódicamente con sus golpes toda la superficie del cuerpo (tórax, abdomen, brazos y piernas, a excepción de la parte del pecho correspondiente al corazón), sin dejar espacios.

El azote con el que le flagelaron fue el horrible flagellum taxillatum, compuesto básicamente de un bastón con tiras de cuero. Cada punta de cada tira se encontraba llena de pedazos de hueso y de plomo. Al flagelar a Jesús en su ya sensible piel, cada latigazo arrancaba literalmente los pedazos de su piel exponiendo la carne viva y brotando abundante sangre. Así aparece Jesús: herido y sangrante conforme a lo que había predicho el profeta Isaías: “Como se asombraron de ti muchos, de tal manera fue desfigurado de los hombres su parecer…” (Isaías 52:14) También Isaías 53:3 dice: “Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto…”

Después del azotamiento, Jesús se desplomaría y quedaría sentado sobre el charco de su propia sangre. Estaba casi completamente desnudo, y parece que en ese momento le alcanzaron sus vestidos para que se cubriera. “Entonces los soldados del gobernador llevaron a Jesús al pretorio, y reunieron alrededor de él a toda la compañía; y desnudándole, le echaron encima un manto de escarlata.” (Mateo 27:27-28).

5. Coronación de espinas:

Pasado un cierto tiempo, y algo repuesto de los azotes, Jesús fue llevado por los soldados al atrio, en el interior del pretorio e hicieron con él lo que se llamaba en aquel tiempo como “el juego del rey”, que era un juego de azar practicado por niños y adultos. Este juego cruel practicado a Jesús coronándolo de espinas era un desahogo brutal de los soldados romanos.

Para ello, congregan a toda la cohorte (de 400 a 600 hombres), le desnudan de nuevo, le hacen sentar sobre cualquier banco de piedra, le echan a las espaldas una capa corta color grana y le encasquetan la corona de espinas con fuerza sobre la cabeza, le ponen una caña por cetro en la mano derecha y empieza la farsa. “Entonces los soldados le llevaron dentro del atrio, esto es, al pretorio, y convocaron a toda la compañía. Y le vistieron de púrpura, y poniéndole una corona tejida de espinas, comenzaron luego a saludarle: ¡Salve, Rey de los judíos! Y le golpeaban en la cabeza con una caña, y le escupían, y puestos de rodillas le hacían reverencias. Después de haberle escarnecido, le desnudaron…” (Marcos 15:16-20; Mateo 27:27-30; Juan 19:1-3).

La palabra “corona” nos ha inducido a pensar en un cerco de espinas en torno a la cabeza, tal como lo presentan los crucifijos, pero la frase empleada aquí por Marcos al igual que Juan es: Plexantes stephanon ex acanthon…epethekan epi tes kefales autou: “Entretejieron una corona de espinas, y la pusieron sobre su cabeza.” (Juan 19:2).

Estas espinas de una planta local se entretejía alrededor de la cabeza horizontalmente de la frente a la nuca pasando por encima de las orejas.

6. Con la cruz a cuestas:

Después de que Pilato no detuvo la condena, se manda a que Jesús fuese atado y enviado a morir: “…le quitaron el manto, le pusieron sus vestidos, y le llevaron para crucificarle.” (Mateo 27:31). Es significativo que no diga que le quitaron también la corona de espinas.

Era la costumbre que el reo cargara con su madero hasta el lugar de la crucifixión. Aquí a Jesús le mandan a cargar el palo transversal de la cruz que se cree que pesaba unas 110 libras. Fue forzado a cargar el madero sobre su ya desgarrada y sangrienta espalda por un tramo de distancia de unos 600 metros hacia el Calvario por un terreno pedregoso, con subidas y bajadas, pero no pudo llegar y Simón de Cirene le tuvo que ayudar.

7. Caídas:

Los evangelios no mencionan nada sobre caídas en el camino al Calvario, pero la tradición considera tres. Es posible que ambas rodillas estuvieran heridas por las violentas caídas sobre el terreno pedregoso.

8. La crucifixión:

Lo primero que hicieron los soldados fue despojarle violentamente de sus vestidos. La túnica interior estaba pegada a las llagas, debido a la sangre coagulada. Por lo tanto, el dolor tuvo que ser atroz. Cada hilo pegado a la superficie desnuda, al ser arrancado, arrastra consigo una de las innumerables terminaciones nerviosas puestas al descubierto con la llaga. Estos millares de choques dolorosos se suman y multiplican, aumentando cada uno en consecuencia la sensibilidad del sistema nervioso.

Aquí no se trata de una lesión local, sino de casi la totalidad de la superficie del cuerpo, especialmente del tan maltratado dorso. La sangre corre de nuevo y derribado al suelo las llagas de su dorso, muslos y pantorrillas se llenan de polvo y arena.

Los soldados atraviesan los clavos por las manos y los pies y es clavado a la cruz. Para los romanos la muñeca es considerada parte de la mano y se sabe que Jesús fue clavado por la muñeca para evitar que los clavos se salieran de sus manos con el peso de su cuerpo en la cruz.

Jesús no ha emitido ningún grito, pero su rostro se ha contraído horriblemente. Su pulgar, con un movimiento violento se ha doblado sobre la palma colocándose en oposición a los otros dedos, debido a que su nervio mediano ha sido herido. Un dolor fulgurante e indecible se ha apoderado de sus dedos, saltando como un dardo de fuego hasta su espalda y estallando en su cerebro. Es el dolor más insoportable que un ser humano puede experimentar al producirse la lesión en un tronco nervioso.

Después de ser clavado Jesús fue levantado cumpliendo su propia profecía: “Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo. Y decía esto dando a entender de qué muerte iba a morir.” (Juan 12:32-33).

Junto a dos malhechores fue crucificado para cumplir la escritura: …”y fue contado con los pecadores, habiendo el llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.

9. Atroz agonía:

Muy pronto Jesús comenzó a tener dificultad al respirar. Esto era propio de los crucificados. El diafragma muscular que se mueve para que pueda respirar al contraer y relajar los pulmones, se queda en posición de inhalación y es casi imposible exhalar el aire tomado. La única manera es apoyándose en los clavos de los pies y en la muñecas para poder exhalar el aire y luego comenzar de nuevo.

Poco a poco le fueron faltando las fuerzas, al tiempo que los calambres aumentaban y las alternativas de elevación y descensos sucesivos hubieron de abreviarse y repetirse más a menudo, por lo cual los dolores se acrecentaban hasta lo indecible.

Así pasaron 3 interminables horas, “y a la hora novena (como las 3 de la tarde) Jesús clamó a gran voz, diciendo: Eloi, Eloi, ¿lama sabactani? que traducido es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Marcos 15:34). 

Jesús quería manifestarnos algo muy importante: un sufrimiento misterioso que nosotros somos incapaces de imaginar. Sufrimientos mucho más terribles que todos los demás, físicos y morales, descritos hasta aquí. Jesús había salido fiador de los hombres, se había hecho responsable ante Dios de los crímenes y maldades de todo el mundo.

El cordero de Dios inmolado llevo nuestros pecados y por un breve instante, como que el Padre alejó su rostro de El…y fue abandonado. Isaías 53:4-5 dice: “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.”

10. Muerte:

“Cuando Jesús hubo probado el vinagre, dijo: Consumado es…” (Juan 19:30).


Consumada estaba la obra que el Padre le había encomendado de redimir al mundo (Juan 17:4). Todas las profecías sobre El se habían cumplido. Había realizado su misión. Ahora podía morir.

Existen muchas teorías acerca de las causas de la muerte de Jesús, pero casi todas coinciden que fue una combinación de aflicciones. La realidad al fin de toda su agonía es que Cristo fue quien entrego el espíritu y solamente el decidió el momento y el segundo de su muerte.

Después de muchas horas de agonía, el cuerpo de nuestro Señor había perdido mucha sangre y la poca que le quedaba en su cuerpo se había espesado de manera que el corazón ya casi no la podía bombear. El suero se separa de los glóbulos rojos y una membrana alrededor del corazón llamada el pericardio estaba llena de líquido. En los momentos finales, algunos médicos creen que Jesús muere de una pericarditis, que es la ruptura del pericardio por inflamación. Es como si su corazón haya explotado…

Esta condición es confirmada cuando el soldado traspasa una lanza por su costado: “Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua” (Juan 19:34) Aquí se cumple lo dicho por el profeta: “…y miraran a mí, a quien traspasaron...” (Zacarías 12:10).

Era la costumbre de los romanos el quebrantarle las piernas a los reos crucificados si estaban vivos al final de su tortura en la cruz. Debido a que tenían que apoyarse en las piernas para respirar, al quebrantarles los huesos ya no podían respirar y morían asfixiados. En el caso de Jesús, vieron que ya estaba muerto y no tuvieron que quebrantarles los huesos. Esto fue un cumplimiento de la profecía que dice: “El guarda todos sus huesos; ni uno de ellos será quebrantado.” (Salmo 34:20).

Todo lo que paso el Señor durante todos sus sufrimientos lo hizo por amor…por amor a nosotros…Porque de tal manera amó Dios al mundo que envió a su Hijo…” (Juan 3:16) y Jesús no rehusó la copa y la bebió.

Aunque Jesús murió, la noticia más maravillosa de aquel tiempo fue que al tercer día resucitó. Su tumba está vacía. El venció la muerte para darte vida, venció el pecado para que pudieras acercarte a Dios. El llevó tu depresión, tristeza, tu dolor, tu angustia, tu desesperación y las clavó en la cruz para darte paz, esperanza y vida eterna.

Jesús está vivo y él te pide es que lo invites a venir a tu vida y corazón y el cambiará las circunstancias, borrará tus pecados, te dará esperanza para vivir, podrás realmente experimentar el verdadero amor y la paz que hasta ahora no has tenido. Una paz que sobrepasa todo entendimiento humano.

¿Quieres confiar en Jesús? ¿Quieres tratar una vez más? ¿Que debes hacer?

Solamente repite esta simple oración: Dios de los cielos, yo me arrepiento de todos mis pecados. Acepto a Jesucristo como mi Salvador y mi Señor... ven a mi corazón Señor Jesús y dame vida eterna...yo acepto el sacrificio que hiciste por mí en la cruz del Calvario…te entrego mi vida...y de ahora en adelante te seguiré...amén.

Si has hecho esta oración de corazón, te garantizamos que tu vida a partir de hoy no será la misma. Ahora debes conocer más a Jesús a través de su palabra, la Biblia. Debes buscar una iglesia donde congregarte y aprender más sobre los caminos de Dios.